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El aislamiento y la naturaleza transitoria del trabajo de los camioneros de larga distancia parecen ser factores determinantes que podrían atraer a asesinos en serie o potencialmente crearlos.
Al menos 850 asesinatos en Estados Unidos en las últimas décadas están relacionados con conductores de camiones de larga distancia. Actualmente hay 25 camioneros presos por homicidios múltiples, más de 200 casos aún activos y sin resolver y unas 450 personas en la lista de sospechosos, dijo en una reciente entrevista Frank Figliuzzi, exsubdirector de contrainteligencia del Buró Federal de Investigación (FBI).
Figliuzzi publicó a finales de mayo un libro en el que explora y profundiza en el fenómeno de los asesinos en serie de carretera, basándose en su propia investigación sobre el terreno y aprovechando sus más de 25 años de experiencia. Y es que el agente pasó un año recorriendo más de 3.200 kilómetros de carreteras estadounidenses en un camión para comprender la subcultura de los conductores de largas distancias y su estilo de vida. Dormía dentro del vehículo de carga, donde también cocinada, y pudo compartir vivencias con otras personas del gremio, comentó en diálogo con el diario The Guardian.
El cóctel perfecto
Según pudo comprobar por sí mismo, la labor de estos conductores es agotadora física y mentalmente. Además, a menudo suele ser un trabajo tedioso y solitario, algo que, en su opinión, puede llegar a afectar la salud. Si bien no significa que esas condiciones lleven a cualquiera que se dedique a ello a matar; personas con cierta personalidad parecen verse atraídas. Así, por ejemplo, en los sociópatas podría verse agravado su comportamiento. «Es una existencia aislada, casi ermitaña», dijo en una charla con la revista People.
Figliuzzi sostiene que el 10 % de estos camioneros bebe alcohol a diario, el 20 % bebe en exceso con regularidad y el 44% experimenta depresión clínica. A esto se suma su altísimo sedentarismo, una alimentación «increíblemente mala» y el estrés y presión propios de operar un transporte de carga.
De acuerdo con el rotativo The Hill, el FBI considera que el aislamiento y la naturaleza transitoria de este trabajo parecen ser factores determinantes que podrían atraer asesinos en serie o potencialmente crearlos. Al respecto, el exsubdirector asevera que los viajes constantes a través de fronteras estatales, brindan a un asesino serial que trabaja como camionero un acceso fácil a una variedad de víctimas potenciales y la posibilidad de eludir las jurisdicciones encargadas de hacer cumplir la ley durante años.
Explica que esos criminales suelen tener la oportunidad de cometer asesinatos, en gran medida sin ser detectados, aprovechando los saltos entre jurisdicciones. «Raptar a una víctima en una jurisdicción, matarla en una segunda y arrojar su cuerpo en una tercera «, dice Figliuzzi, agregando que todo eso suele suceder, «mucho antes de que alguien haya descubierto algo».
Asesinos Seriales de Carretera: toda una tendencia
Todo lo anterior podría explicar por qué ha habido tantos casos documentados de conductores de camiones de larga distancia sospechosos, arrestados y condenados por múltiples asesinatos. Y aunque estos crímenes aún se presentan en la actualidad, no ocurren al mismo ritmo que las décadas de 1990 y 2000.
En ese entonces fue tal la crisis que en 2009 el FBI lanzó Asesinos Seriales de Carretera (HSK, por sus siglas en inglés), una división especializada en el análisis del comportamiento de esos delincuentes e identificar su ‘modus operandi’. La iniciativa nació cinco años después de que las autoridades notaran que en cuatro estados del país se estaba volviendo usual encontrar cadáveres a lo largo de un corredor vial interestatal.
Posteriormente, la HSK logró crear una matriz nacional, en ese entonces, de más de 500 víctimas de asesinato con patrones similares a lo largo o cerca de carreteras, así como una lista de unos 200 posibles sospechosos.
En la mayoría de los casos las víctimas son mujeres, a menudo implicadas en el abuso de sustancias, la delincuencia, el maltrato familiar y la prostitución, que son atraídas por los homicidas en paradas de camiones o estaciones de servicio. Una vez en sus manos, son agredidas sexualmente, asesinadas y abandonadas en una carretera, detalla el FBI. A veces, son torturadas en cámaras de violación y tortura que algunos de los asesinos a sangre fría instalan en la parte trasera de sus camiones.
Dado que muchas de ellas están relacionadas con tráfico sexual y han vivido alejadas de sus familias, no todas son reportadas a las autoridades y «nadie sabe siquiera que están desaparecidas», dice Figliuzzi. A esto hay que añadir la naturaleza transitoria de los asesinos, la escasez de testigos o pruebas forenses y las múltiples jurisdicciones involucradas, que hacen que estos casos sean increíblemente difíciles de resolver.
¿Qué hacer?
En este sentido Figliuzzi considera que es crucial que las agencias locales ofrezcan datos de casos no resueltos que involucren cadáveres encontrados cerca de las carreteras, para tener una mejor idea de cuántos asesinatos hay realmente. Asimismo, recalca la importancia de que las autoridades dejen de tratar a las sobrevivientes como delincuentes y, en cambio, les presten ayuda y apoyo.
Al mismo tiempo encuentra necesario que se mejoren las condiciones de vida de los camioneros a quienes, a pesar de todo, los caracteriza como un gremio en general compuesto por personas buenas y trabajadoras. «Tenemos que mejorar en honrar a nuestros camioneros a través de mejores salarios, mejor capacitación, capacitación cruzada y verificación de quién ingresa a la industria», afirma.
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