Ladislav Krejci fue el hombre que levantó del asiento a la ciudad de Girona y a la gran cantidad de aficionados que dejaron una buena mancha en La Cerámica. Él sorprendió a todos con una volea desde fuera del área en el minuto 97 para rascar un punto en un feudo de Champions.
Es el mejor fichaje que ha hecho el Girona en el mercado de verano, alabado por los números. El central checo, fijo ya en todos los esquemas, anotó por segunda vez consecutiva en liga (Espanyol y Villarreal), demostrando la faceta goleadora que tanto le caracterizó en el Sparta Praga.
A sus 25 años, el defensor volvió a dar una clase de personalidad en su primera aventura como jugador de LaLiga. Demostrando un buen nivel desde el eje de la zaga, fue asumiendo metros hacia adelante hasta situarse por detrás del delantero en el momento del gol. Pasados unos segundos, desde que Stuani descargó el esférico, el dedo de Krejci ya señalaba hacia la grada visitante a la vez que se agarraba el escudo con rabia. A no muchos metros, todos sus compañeros se abrazaron tan o más sorprendidos que el propio protagonista.
La diana del zaguero no fue puntual, también lo hizo en el anterior compromiso liguero frente al Espanyol, donde entró al segundo palo tras un saque de esquina para rematar con esa misma zurda más propia de un centrocampista que de un central.
Míchel no tardó en reconocer que el jugador le pide avanzar metros. Krejci, cuando ve a su equipo en apuros, intenta asumir el rol ofensivo y demostrar su polivalencia como jugador de ataque y, más allá de las ocasiones que han terminado sacudiendo el electrónico, suele aparecer en muchas de las repeticiones cerca del ataque, ofreciendo más puntos de remate.
Le costó ganarse el lugar entre dos fijos como David López o Blind, pero se ha convertido en un fijo.
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