Andrea Estefany Berríos Martínez, de 28 años, falleció el 6 de diciembre en Palmira, Táchira, el pueblo que la vio crecer antes de su partida hacia Estados Unidos. Logró reunirse con su familia cumpliendo así su último deseo, pero su historia pone de manifiesto la vulnerabilidad de los venezolanos y las violaciones a su derecho a la identidad y la injusticia que enfrentó al perder su pasaporte.
Berríos no pudo tramitar uno nuevo de inmediato debido a la debilidad de las instituciones del Estado y la ausencia de embajada venezolana en Estados Unidos. Por distintos medios intentó solicitar un salvoconducto, pero las puertas se le cerraron una y otra vez, hasta que llamó la atención de influencers y su historia se viralizó en TikTok.
A la joven le detectaron leucemia linfoblástica aguda (cáncer de la sangre y médula ósea) hace un año. Una amiga cercana le dijo a RunRunes que estuvo en “fuertes tratamientos de quimioterapias, transfusión de sangre, plaquetas y demás. Hubo un tiempo donde había mejorado y la dieron de alta, pero el cáncer volvió y se agudizó. Su última biopsia arrojó un 90 % de cáncer. “Ni siquiera estaba apta para un trasplante de médula”, precisó su conocida.
Los doctores le dieron dos semanas de vida y le recomendaron buscar el amor de su familia, refugiarse en ellos y, desde ese momento, comenzó su tropezado viaje.
“Le dijeron textualmente que ya no había nada que hacer, que lo mejor era que ella se fuera a casa, porque según su diagnóstico, tenía poco menos de dos semanas de vida”, dijo la fuente.
Sin derecho a la identidad
Hace dos meses, la administración de Nicolás Maduro informó que los venezolanos sin pasaporte vigente no podrían ingresar a Venezuela. Esto, según la Constitución, es una violación al derecho de la identidad.
Y es que en el artículo 56 de la Carta Magna se establece: “Toda persona tiene derecho a obtener documentos públicos que comprueben su identidad”. Acceso a la Justicia destaca que esto supone que “todo venezolano puede optar de manera oportuna a una partida de nacimiento, cédula de identidad o pasaporte, pero la realidad es que los organismos del Estado no están garantizando la obtención de ninguno de ello”.
Dicha situación no es nueva y desde hace más de siete años que se está denunciando. Y el aumento del costo del pasaporte no supuso un cambio.
Carlos Lusverti, abogado y profesor especialista en derechos humanos, al ser consultado por RunRunes, explicó que los venezolanos que están en Estados Unidos deben moverse a otro territorio para poder tramitar el salvoconducto.
“Si se trata de una persona que está en Estados Unidos, tendría que moverse a México para tramitar desde ese consulado el documento, es lo mismo que podría sucederle a alguien que está en Argentina, Chile o Uruguay, países con los que Venezuela ha roto relaciones recientemente”.
El mismo experto señaló que solicitar este salvoconducto va contra lo contemplado en las leyes: “Es una medida inconstitucional, el artículo 50 de la Constitución es claro al establecer que los venezolanos no necesitan autorización alguna para ingresar al territorio nacional, esto significa simplemente que con la muestra de cualquier documento que certifique la nacionalidad, todo venezolano tiene derecho a retornar al país”.
Aun sabiendo esto, Andrea no tenía tiempo para movilizarse a otro país o incluso exigir la entrada al país en donde nació. Como pudo, logró obtener el salvoconducto, pero le negaron abordar el primer avión y esto retrasó más su viaje.
Tras muchas llamadas lograron el documento que pensaron que le permitiría viajar a Venezuela desde Orlando, el 19 de noviembre, pero no fue así.
“Avianca no le permitió subirse con ese salvoconducto, alegando que no era válido para Colombia, que ellos no tenían conocimiento y, por ende, no era legal. También, le pidieron un informe médico donde el cuerpo de doctores dijeran que podía viajar, aun cuando ella presentó carta, biopsias y demás. Todo eso se consiguió y tampoco. En ese tiempo, cerraron puertas, pues el vuelo partía a las 2:40 pm y se hicieron las 3 pm y nada”, explicó la amiga de Andrea.
Después de varios días, el 26 de noviembre, Andrea pudo arribar a Venezuela. Llegó a Bogotá, después se trasladó a Cúcuta, y de Cúcuta viajó hasta Palmira.
Pasó algunos días con sus familiares y con su hijo, Kirwin, de nueve años. De acuerdo al reporte del diario La Nación, “en los últimos días hubo cierta alegría en sus familiares. Al parecer, los valores de algunas pruebas habían mejorado”.
Pero, al día siguiente, se comenzó a sentir mal y fue llevada al Hospital Seguro Social en San Cristóbal, en donde falleció.
En la memoria de sus familiares perdurarán los últimos momentos que compartieron juntos, pero también recordarán que Andrea podría haber pasado más tiempo con ellos, de no haber tenido tantos contratiempos para tramitar un documento que le permitiera viajar a su país natal.
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