Los trabajadores venezolanos sufren un holodomor por sus miserables ingresos y nulo poder adquisitivo
Para quienes no conozcan el genocidio registrado en Ucrania, el Holodomor es un nombre del idioma ucraniano cuyo significado es matar de hambre. El término se le atribuyó a la hambruna que devastó el territorio de la República Socialista Soviética de Ucrania, Kubán, Ucrania Amarilla y otras regiones de la URSS, en el contexto de la colectivización de la tierra emprendida Josep Stalin hacia 1932–1933. Un dictador que mató de hambre a entre 1,5 y 12 millones de personas. Hoy, lamentablemente, esta nación vive de nuevo un holocausto ante la agresión del dictador Putin.
Traigo a colación este acontecimiento –que se conmemora el cuarto sábado de noviembre de cada año, tanto en Ucrania como en las comunidades de ese país en el mundo– por la tragedia que sufren los trabajadores venezolanos bajo una política de Estado que genera pobreza extrema. Un holodomor que sufren particularmente los pensionados y jubilados de este país, por sus miserables ingresos y nulo poder adquisitivo.
El holodomor de pensionados y jubilados
No hay duda de que el impacto es brutal para todos los sectores laborales del país, sin capacidad adquisitiva para adquirir la canasta alimentaria, tasada en USD 530 mensuales. Mucho menos una canasta general de bienes y servicios (alimentos, vivienda, vestido, salud, educación) que sobrepasa los USD 1200. Tal es el extremo, que los expertos indican que tan solo el 10 % de la población tiene ingresos para adquirirlas.
La situación ya es difícil para un trabajador activo, cuyos ingresos mensuales en el sector privado rondan los 250 dólares de promedio, y para el sector público rondan los 125 dólares, haciendo la salvedad que en realidad el salario ha sido sustituido por bonos. Llámense de guerra, independencia, de navidad, estos bonos constituyen un fraude al concepto de salario establecido en la CRBV, en el DLOTT y contratos colectivos, hoy ilegalmente suspendidos.
Pero para los pensionados y jubilados la tragedia es aún mayor. La política estatal hacia pensionados y jubilados, como en el Holodomor ucraniano, los conduce a la hambruna y al exterminio. Este sector laboral, que supera los 6 millones de trabajadores inactivos (entre pensionados del IVSS, jubilados de la administración pública, pensionados, Amor Mayor), sufre la precariedad extrema, pues ni siquiera tienen acceso a un sistema de salud básico.
33 años de una lucha
Ahora bien, la lucha por la justicia social lleva un largo recorrido que se inicia en la última década del siglo XX. Recuerda Edgar Silva que el 11 de noviembre de 2024 se cumplieron 33 años de la creación del Comité de Derechos Humanos para para la Defensa de Pensionados, Jubilados, Adultos Mayores y Personas con Discapacidad.
Silva, coordinador nacional de esta organización, precisa que, desde su creación, el 11 de noviembre de 1991, el comité inició una campaña de movilizaciones a fin de demandar la atención de la opinión pública, y en especial la del gobierno de entonces, sobre la crisis económica y social de los pensionados y jubilados de la época. Subrayó que “con cada gobierno desde Carlos Andrés Pérez, Caldera y Chávez se obtuvieron avances que están plasmados en la Constitución del 99 y en Leyes de Seguridad Social”.
“Sin embargo hoy día son letra muerta, por voluntad de quien detenta el poder político y económico de la nación, pero que serán rescatadas una vez que restablezcamos la nueva institucionalidad democrática y la nueva gobernanza que nos hemos decidido dar en julio de este año”.
Radiografía de la precariedad
Veamos en detalle la actual composición de la población jubilada y pensionada y sus ingresos. Los pensionados, es decir los 6 millones reciben una pensión mensual de Bs. 130 mensuales cuyo valor actual es de USD 2,3 y un bono de guerra económica de USD 42; entre tanto, los jubilados de la administración pública reciben un monto por jubilación que varía según la deprimida escala salarial de cada ministerio, que en promedio no sobrepasa los 50 dólares y un bono de guerra económica aproximado de 92 dólares. Por ej., hay trabajadores de gobernaciones y alcaldías cuyas jubilaciones registran solo Bs. 250 mensuales, casi 4,6 dólares.
Con estas irrisorias cantidades los pensionados y jubilados no pueden abordar una vida digna. Algunos se ven obligados a regresar a la vida activa a pesar de las mermadas condiciones físicas; otros perciben remesas de familiares. El resto, como anuncia el gremialista de la salud Luis Cano, “¿qué se puede comprar con 5 dólares?, medio aguinaldo y pensión como una condena para los 6 millones de pensionados y jubilados, sin medicinas, ni comida, esta política equivale a una condena de muerte anticipada”. “Sufrimos la incapacidad de adquirir medicinas contra la prostatitis propia de nuestra edad y causa de muerte de decenas de compañeros junto a otras enfermedades crónicas”.
Mas adelante Servando Carbone, directivo de la Central sindical Únete, en agudo análisis sobre el salario y pensiones explica cómo el gobierno congela el aumento de salarios durante casi 3 años, asigna discrecionalmente bonos en medio de campañas de propaganda, como el de guerra económica entre otros y luego te los esquilma en el pago de servicios borrón y cuenta nueva de la electricidad, el IVA al 16 %, las deducciones del SSO, CANTV, hidrológicas, transporte. Un menguado ingreso que va a la cloaca de la corrupción, ya que ninguno de los servicios públicos puede ser calificado de calidad aceptable.
En resumen, esta tragedia se particulariza para cada sector laboral, social y económico, aun cuando existan voceros que pretenden pasar la página de la terrible crisis nacional que padecemos. No dudamos que el pueblo venezolano recuperará la condición de vida digna y la democracia como valientemente lo ha demostrado.
*Movimiento Laborista.
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