El nuevo estilo del Barça, más intenso, más directo, asumiendo más riegos defensivos con la zaga muy adelantada, ha encajado en el nuevo formato de la Champions League, menos especulativa, menos calculada. El sello de Hansi Flick conecta con la idea de la UEFA, que siempre defendió que la revolución de la competición conllevaría partidos más espectaculares por la búsqueda de la victoria sin remilgos y del mayor número de goles posibles por si hay que recurrir a desempates tras una octava y última jornada que será una locura el miércoles 29 de enero, con una tabla igualada y 18 partidos en horario unificado.
A falta de dos jornadas, el Barça, segundo por detrás del intratable Liverpool, suma 15 de 18 puntos posibles, es el máximo goleador (21) y tiene la mejor diferencia de goles (+14). Ya se ha asegurado una plaza entre los 24 que seguirán en la competición. Su siguiente objetivo es sellar matemáticamente una plaza en el ‘Top 8’ que tiene doble premio: entrar en octavos de forma directa, ahorrándose la disputa de un playoff entre los clasificados del 9 al 24, y con el factor campo a favor. Al equipo azulgrana le queda visitar al Benfica (martes 21 de enero) y recibir al Atalanta (miércoles 29).
Y eso que el debut en la Champions fue decepcionante, una derrota 2-1 en Mónaco con ‘tics’ del pasado, no tanto por lo deportivo como por lo psicológico. La temprana expulsión de Eric Garcia tras un error de Ter Stegen afectó a un equipo con demasiados palos europeos recientes en la mochila. El técnico alemán no dramatizó, mantuvo su plan de juego valiente y trabajó en fortalecer esa autoestima ‘internacional’ necesaria para competir en Europa.
Los resultados, que en Liga ya eran buenos, llegaron de inmediato también en la Champions League: festivo 5-0 al Young Boys, sensacional 4-1 al Bayern, aplastante 2-5 al Estrella Roja en Belgrado, brillante 3-0 al Brest y épico 2-3 el miércoles a un Borussia Dortmund que no perdía en casa desde 2021. Sin tener en cuenta el KO del Louis II, son 20 goles en las últimos cinco jornadas: cuatro de media.
Fue un Barça en Dortmund que en la primera parte ofreció una gran imagen, controlando el juego en campo contrario de una forma más fiel a la filosofía pre-Flick, concediendo poco en defensa y creando ocasiones que no entraron a un Dortmund más agazapado de lo esperado. Y cuando los de Nuri Sahin apretaron más arriba en la segunda parte, el Barça también fue camaleónico para atacar los espacios con fe y verticalidad.
Iñaki Peña da seguridad gracias a la confianza del técnico. La defensa adelantada, excepto en el error del 2-2, funcionó. Casadó fue un mediocentro de categoría mundial y los centrales conectaron con Pedri o con Olmo para que lanzaran a los delanteros en profundidad.
La magia de Lamine Yamal y el colmillo de Raphinha y Ferran hicieron el resto, sin olvidar el sello de Flick con cambios valientes en busca de la determinación final de jugadores como Fermín y Ferrán, claves en el triunfo, a costa de quitar a cracks como Raphinha, Olmo o Lewandowski, ya cansados. La plantilla cree en su método. Es el Barça de Flick y quiere la Champions.
Noticias en Maracaibo
NOTICIA DESDE: AQUI
Con la Noticia Primero!